Autor : Ma. Alejandra Trujillo M

La energía del universo influye en nuestro comportamiento, lo aprendí de los Maya, quienes diseñaron el calendario más antiguo de la Mesoamérica Precolombina, El Tzolk´ín que es el ciclo sagrado para regir el tiempo,  y consta de 260 días, dividido en  20 trecenas, un periodo similar a la gestión de 40 semanas.

Ellos no se basaban en las estrellas, sino en el poder de la creación,  de dar vida, de construir un nuevo proyecto.

Por Dioscidencia el pasado 3 de febrero inicio el nuevo ciclo, con la resonancia del número 7 y la onda del enlazador de mundos; un enlazador que nos invita a resonar, despertar la conciencia y conectar con el alma; y a su vez se une la luna llena más poderosa del año.

Es una gran conjunción de energía en este basto universo por donde transitamos.

Y fue el momento perfecto, para conocerlo; Inteligente, analítico, mesurado, apasionado; en su silencio descubro la ternura que lleva y que trata de mil maneras que no sea develada;  el romántico y dulce hombre que se esconde en fuertes posturas humanísticas, que solo buscan igualdad social y en las cuales, él cree.

Esto me hizo reflexionar y pensar en el momento tan complejo por el que atravesamos en nuestras sociedades, dónde olvidamos lo más importante, el individuo como tal; que al final de cuentas debería ser nuestra lucha constante e individual, antes de las sociales o comunes; por que si no tenemos, que podemos dar.

Estamos olvidando sentir, vivir, amar y la premisa fundamental, el tiempo se termina y jamás regresa. Hemos omitido el efecto que tiene una sonrisa sincera, producida al descubrir en los ojos del otro, su alma.

Aprendí que cada señal que nos brinda el camino tendrá un resultado pero dependerá del libre albedrío de cual camino escoger.

Que los hechos son más destructivos que las palabras, las que se dicen y las que no;  y que dependerá  de la fortaleza que se tenga, para que todas estas experiencias te permitan continuar para resonar con lo importante.

Pero volvamos a él, porque con argumentos debate posturas, con visión prospecta mejores opciones para la sociedad; justifica su causa tratando de cerrar las brechas de resentimiento que por décadas han vivido; y permanece de manera incansable buscando unirlos a todos, bajo un mismo propósito, un liderazgo que se vislumbra desde hace mucho tiempo.

Quiero entender al universo, si todo esto es efecto de su magnetismo que me puso en  el lugar y el día indicado para iniciar un nuevo propósito; uno que me permita inferir en el efecto de la luna en todas sus presentaciones, en ser parte de la construcción de nuevas emociones que desentierren de lo más profundo la verdadera esencia y llenen vacíos de vida.

Que por fin pueda ratificar mi teoría, que la felicidad y la política si pueden ir de la mano, primero como individuos plenos que son parte de una entorno social;  y que como individuos la construcción de proyectos políticos, sean solo el resultado del agradecimiento de abundancia con que la vida los ha premiado.

Que la gente aprenda a no demorarse en donde no se pueden quedar a menos que alguien quiera demorarlos.

Que la dureza de los corazones solo sean un pequeño obstáculo que se puedan librar con una tarta de chocolate, o un café con crema, porque de allí nacen las ideas que tenemos  y solo necesitan buena compañía para motivarnos a escribir las mejores historias.

Esta confabulación que hizo el universo debe tener su propósito como siempre, lo importante es que la atemporalidad sea la que busque como enlazarnos.